Con el propósito de que la enseñanza responda a los intereses de los estudiantes, el personal docente requiere comprender que, para fomentar cambios de actitud en ellos, debemos empezar por cambiar nosotros como educadores, por lo tanto, nuestra participación y colaboración en las actividades que se programen es un factor determinante en cuanto a la adquisición de aprendizajes.
Para planificar y organizar de la mejor manera el trabajo diario, y al considerar que no existe un único método que resulte efectivo y válido para todas las situaciones de enseñanza y aprendizaje, le corresponde al docente adecuar de manera reflexiva y flexible los contenidos emanados por el Ministerio de Educación Pública, al contexto de aula, a la condición socio-económica y a la edad de sus estudiantes, sin obviar los recursos didácticos y las fuentes bibliográficas, por lo que le conviene asumir responsabilidades como las que a continuación se mencionan:
Poseer una actitud investigativa y deseos de innovar su práctica pedagógica mediante el estudio e indagación de teorías o fundamentos que le faciliten una mayor comprensión y valoración de las decisiones más adecuadas para asumir que cada estudiante posee su propia capacidad intelectual, así como sus intereses y deseos personales:
. Partir del conocimiento y la formación de sus estudiantes, así como de sus realidades personales y sociales.
Respecto al trabajo de aula, se deben planificar los procedimientos o situaciones de aprendizaje teniendo presente experiencias y actividades que desarrollen las áreas: cognitiva, socio-afectiva y psicomotora.
. Recordar que la expresión artística fortalece el desarrollo intelectual, social, estético, afectivo, físico, emocional, así como la comunicación oral de sus estudiantes, ya que las expresiones creativas también favorecen la interacción y el respeto por lo que hacen los demás. Para que el personal docente pueda llevar a la práctica los aspectos mencionados, debe comprender que la “verdadera enseñanza” es la que asegura el aprendizaje, pero no el aprendizaje fijo, de datos o de informaciones puntuales (lo que se denominaba mera instrucción), sino la que provoca cambios para reorientarse y trazar nuevos caminos, para diseñar procedimientos, para solucionar problemas y para alcanzar nuevos conocimientos que correspondan a logros de su propia reflexión.
Con el propósito de que la enseñanza responda a los intereses de los estudiantes, el personal docente requiere comprender que, para fomentar cambios de actitud en ellos, debemos empezar por cambiar nosotros como educadores, por lo tanto, nuestra participación y colaboración en las actividades que se programen es un factor determinante en cuanto a la adquisición de aprendizajes.
Para planificar y organizar de la mejor manera el trabajo diario, y al considerar que no existe un único método que resulte efectivo y válido para todas las situaciones de enseñanza y aprendizaje, le corresponde al docente adecuar de manera reflexiva y flexible los contenidos emanados por el Ministerio de Educación Pública, al contexto de aula, a la condición socio-económica y a la edad de sus estudiantes, sin obviar los recursos didácticos y las fuentes bibliográficas, por lo que le conviene asumir responsabilidades como las que a continuación se mencionan:
Poseer una actitud investigativa y deseos de innovar su práctica pedagógica mediante el estudio e indagación de teorías o fundamentos que le faciliten una mayor comprensión y valoración de las decisiones más adecuadas para asumir que cada estudiante posee su propia capacidad intelectual, así como sus intereses y deseos personales:
. Partir del conocimiento y la formación de sus estudiantes, así como de sus realidades personales y sociales.
Respecto al trabajo de aula, se deben planificar los procedimientos o situaciones de aprendizaje teniendo presente experiencias y actividades que desarrollen las áreas: cognitiva, socio-afectiva y psicomotora.
. Recordar que la expresión artística fortalece el desarrollo intelectual, social, estético, afectivo, físico, emocional, así como la comunicación oral de sus estudiantes, ya que las expresiones creativas también favorecen la interacción y el respeto por lo que hacen los demás. Para que el personal docente pueda llevar a la práctica los aspectos mencionados, debe comprender que la “verdadera enseñanza” es la que asegura el aprendizaje, pero no el aprendizaje fijo, de datos o de informaciones puntuales (lo que se denominaba mera instrucción), sino la que provoca cambios para reorientarse y trazar nuevos caminos, para diseñar procedimientos, para solucionar problemas y para alcanzar nuevos conocimientos que correspondan a logros de su propia reflexión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario